miércoles, 4 de abril de 2007

DE LO MALO, ALGO BUENO SALE

Caracas inmersa entre el caos, algunas zonas sucias, mucha inseguridad, una vida en el tráfico, la gran cantidad de pobreza y otros males que hacen que los caraqueños hablen mal de ella, se vayan de ella, o simplemente entren en estrés como la mayoría de sus habitantes...

Estos males de Caracas, los males políticos y los problemas de uno hacen que de alguna u otra manera uno recurra a la satisfacción de nuestros sentidos primarios, como lo son la vista de nuestro cerro Ávila, el sonar de una buena música, el sentir de una relación con tu pareja, el olor de las flores o tu perfume preferido... Y el sabor de tu comida favorita, sabiendo que vives en una ciudad muy grande gastronómicamente...

Una ciudad de sabores, donde su gran amplitud de restaurantes se la pasan llenos, y que su costo unos económicos y otros caros es pagado y con la excusa de que hay dinero en la calle, pero con el trasfondo de que el sabor de una comida, hace que uno tenga fuerza para sobrellevar los males de esta ciudad.

A los que simplemente no pueden pagar un restaurante y cocinan en su casa, en familia algunos, hacen que la gente espere ese momento de la comida... Viendo su novela preferida, otros simplemente en silencio.

En las oficinas, un ejemplo son las secretarias, que esperan la hora del almuerzo, esto es un ritual, ya que se sientan, comparten, y degustan los sabores que traen de sus casas, sabores que son diferentes cada uno de ellos.

Los que no comen, porque no tienen que, porque la situación es tan grave que no tienen como comer, y si pueden hacen solo una comida al día, apresurados como si esta fuera a salir corriendo... Esto sucede.

Y en mi colegio, en Margarita, los que esperamos la hora del desayuno... Pero mejor aún que cuando suena el timbre del almuerzo, corremos a la cantina a hacer la cola y elegir entre diferentes comidas o los que traemos comida de casa. Pero al final nos sentamos en un mismo sitio, hablamos, la pasamos bien y vivimos...

La Caracas Gastronómica cuenta con todas las variedades de cocina, desde la tradicional comida italiana o china, hasta esa misma comida pero vanguardista... Sitios de cocina venezolana o hasta esa misma cocina fusionada con la oriental... Un cordero al horno o esa misma carne cocida al vacío en un restaurante de cocina molecular... Querer comer lo que uno quiera es posible en Caracas, si, en esa ciudad caótica.




Ser cocinero para que las personas disfruten por estos sabores que nos hacen vivir, se ha hecho más que una carrera, se ha vuelto un estilo de vida.

Tras esa ciudad caótica, se esconden zonas como La Castellana, El Hatillo, Los Palos Grandes y Las Mercedes, ellas ofrecen lujosos locales para comer... Pero también en el centro, zonas pobres y en barrios se degusta pero a distinta manera.

La cocina se ve en todas partes, ella está presente en casi todas las actividades de la vida.

Y de lo malo se dice que algo bueno sale, porque hemos venido hablando del mal de Caracas y que lo tratamos de solventar con actividades que disfrutan nuestros sentidos primarios... Como lo es el sentir y sabor de una comida, que hace de una u otra manera que se creen sitios para comer, que estos sitios sean diferentes, que se la pasen llenos gente, que la gente estudie para trabajar en esos sitios, que las zonas donde están esos sitios se mejoren, y que se siga viviendo.

Entonces no importa el nivel económico de las personas, en Caracas, esa ciudad caótica, las personas disfrutan el momento de comer, y es en ese instante cuando el dicho "Se come para vivir y no se vive para comer", cambia...

1 comentario:

kelsi dijo...

esta muy bien tu pensar sobre la ciudad de caracas tienes toda la razon pero a parte que tiene cosas buenas tambien tiene cosas malas me alegra mucho soy kelsi desde anaco